Dormía y dormía bajo esos hechizos oscuros.
Despertaba para andar en las cloacas y pantanos,
se convertía en grotescos espantos espectrales
y horrorizaba aún a las bestias del monte
Cuando la ira aliena
o las pasiones de profudidad
se apoderan de los hilos
las riendas y resortes
¿Dónde estamos mientras?
Parte del mundo
queda derretido...
y putrefacto
Y los monstruos
se van
como si nada
Escondidizos monstruos,
aquellos no se pueden
prever, ni esperar, ni domar
Viven en grutas y cavernas
oscuras, en los abismos
del corazón
Caminaba sobre los prados del mundo, y las mesetas y las cordilleras
cuando se produjo el rapto, esos los extraviados
de la razón, vueltos no muertos necromantes
espectros negros espigados, sombras flotantes en las noches tristes
y frias, de los inviernos de la mitad norte
Qué son las pesadillas en comparación? con los fantasmas
más tétricos posibles de este tiempo.
Solo tolerados por pequeñas alimañas.
Ni ellas entienden ni esperan más que vuelvan.
Tras el hechizo, llegó, en forma horripilante.
Su piel parecía podrida y cubierta de inmundicia
sus ojos estaban derretidos y sonaba a desgarros su voz.
Levantó una tumba de piedra, armó un ataúd
y entró en su propio sepulcro, del cual salía
sólo en las noches sin luna ni estrellas
Y dormía y dormía bajo esos hechizos oscuros.
Despertaba para andar en las cloacas y pantanos,
se convertía en grotescos espantos espectrales
y horrorizaba aún a las bestias del monte
Roto el hechizo, ¿cómo volverá?